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Perú redobla la presencia militar en la costa para frenar la violencia y los saqueos
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Los médicos españoles llegados ya al país están inmovilizados en la ciudad de Pisco por la falta de equipos |
Cuatro días despúes de producirse la catástrofe, las autoridades intentan poner orden ante las dificultades para distribuir la ayuda |
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Esther Rebollo/Efe

Lima |
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El gobierno peruano redobló este fin de semana la presencia militar en la costa peruana para frenar la violencia y los saqueos como consecuencia del devastador terremoto del miércoles pasado. Según los testigos y los medios peruanos, el saqueo ya ha comenzado en las zonas devastadas por el sismo de 8 grados en la escala de Richter que asoló las ciudades de Pisco, Chincha, Ica y Cañete, todas ellas al sur de Lima.
Tres días después del siniestro, las autoridades intentan poner orden ante las dificultades para distribuir la ayuda, por lo que el gobierno de Alan García anunció que mil soldados serán desplazados a la zona.
"Estamos duplicando el número de las Fuerzas Armadas, esperamos llegar al final de la tarde al número de mil efectivos", dijo desde Pisco, la ciudad más devastada, el ministro de Defensa, Allan Wagner. Actualmente hay unos 400 soldados en la zona que, junto a otros 600 policías, intentan frenar los saqueos, principalmente nocturnos.
También el presidente peruano se pronunció sobre la eventual ola de saqueos y anunció que se establecerá el orden de manera enérgica y advirtió que no se permitirá la acción de los delincuentes. Sin embargo, descartó establecer un "toque de queda" porque "la población colabora" con las autoridades en su intento de paliar la situación de los 80.000 damnificados.
"Vamos a establecer hoy (por ayer) el orden de manera enérgica, de la manera enérgica en que la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas pueden hacerlo", insistió García desde Pisco, antes de partir a la vecina Chincha, la segunda urbe más afectada por el movimiento telúrico.
De los 500 muertos registrados tras el terremoto, casi 400 fueron en Pisco y 75 en Chincha. El resto se repartieron entre Ica y Cañete, aunque aún quedan zonas donde no han llegado los equipos de rescate, por lo que el número de víctimas podría incrementarse.
El gran sismo dejó, además, a 1.500 personas heridas y más de 80.000 damnificados, según fuentes oficiales.
En este contexto, el gobernante peruano lanzó un mensaje de tranquilidad y aseguró que si bien existen "piquetes de pandilleros", no se vive una situación de pánico, tal y como han difundido los medios de comunicación.
Por su lado, el ministro de Defensa indicó que los pobladores de Chincha, Pisco e Ica "han pasado una noche tranquila", y recalcó que no se han producido "desmanes ni pillajes".
Asimismo, anunció que se establecerán cinco nuevos albergues en las zonas más alejadas de Pisco para atender a los damnificados.
El caos y el pillaje responden al lógico caos provocado por la devastación que ha causado este terremoto, pero también se han alimentado por el hecho de que dos centros penitenciarios se derrumbaron, con la consiguiente fuga de sus reclusos.
Solo de la prisión de Chincha se escaparon unos 600 presos, aunque el gobierno asegura que la gran mayoría ha sido capturada. Precisamente en esta ciudad una persona resultó herida de bala, después de que un grupo de pandilleros irrumpiera en uno de sus hospitales, aprovechando la oscuridad y la escasa presencia policial, informó la portavoz del Ministerio de Salud, Lorena Trelles, a Radio Programas del Perú.
Mientras tanto, el español José Luis Pérez, originario de la ciudad de Zaragoza y quien vivió en la ciudad de Ica el sismo, insistió en una entrevista con Efe en la falta de seguridad y de organización en la entrega de las ayudas.
"Todo está muy mal, no están llegando las ayudas que han prometido, nos hemos quedado sin agua, sin víveres, los vecinos tienen que estar haciendo grupos de vigilancia para que no saqueen ni roben", relató sobre la situación que se vive en Ica.
Desde el sábado hay un significativo incremento de la presencia militar y policial en la ciudad de Pisco, con algunos registros a personas en el centro de esta urbe. Las prioridades de las autoridades se centran ahora en establecer el reparto para evitar una extrema necesidad que lleve al saqueo.
Faltan los equipos
Mientras, los médicos españoles que llegaron el sábado por la noche a la ciudad de Pisco, la más afectada por el terremoto que asoló Perú el miércoles pasado, no pueden iniciar su trabajo debido a que aún no llegan de Lima sus equipos sanitarios y enseres personales.
Los médicos y socorristas de diversas organizaciones llegaron el sábado a Perú, en un vuelo coordinado por la Agencia Española de Cooperación Internacional, junto a un cargamento de 90 toneladas de ayuda humanitaria de España, que se quedó en Lima.
"Nuestros equipos siguen en Lima y aunque nos piden asistencia sanitaria no podemos darla porque no han llegado nuestros equipos, ni siquiera nuestra ropa", dijo a Efe la doctora española Ana Caravaca, de la organización SAR.
En declaraciones a Efe, el médico español José María Navalpotro, que encabeza el grupo Summa, también insistió que la carga aún está en Lima, al subrayar que sin la potabilizadora de agua no pueden empezar sus labores.
Los médicos, que reclamaron urgencia en el envío de esos materiales, pernoctaron en el aeropuerto de Pisco sin sus sacos de dormir y en tiendas de campaña proporcionadas por la Cruz Roja.
El responsable de Salud de la AECI en Perú, Juan Calvo, manifestó a Efe que se espera que los referidos equipos lleguen en las próximas horas junto a una docena de médicos y expertos en rescate españoles en un avión de las Fuerza Aérea de Perú.
Sobre las dificultades en el traslado del material español el presidente peruano, Alan García, aseguró ayer en una rueda de prensa en Pisco que desconocía ese hecho, pero que confiaba en una pronta solución.
"Estimo que la embajada española tiene medios y condiciones suficientes para hacerla llegar (la ayuda) directamente hasta Pisco. En todo caso aquí están el jefe del comando conjunto y el comandante de la Fuerza Aérea a su servicio y pueden trasladar todo su instrumental aquí", agregó el mandatario.
"Como he mencionado, hemos hecho 208 vuelos trayendo personal, trayendo bienes, ayuda y alimentos a Pisco", acotó el presidente García, al instar a entender la situación. "Uno tiene que comprender eso y cuando uno viene a ayudar no se queja mucho, cuando uno viene a ayudar viene a ayudar", precisó.
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