|
||||||||||||||
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
|
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
||||||||
![]() |
![]() |
Búsquedas abc.es | |||||||||||
![]() |
![]() |
![]() |
|||||||||||
![]() |
![]() |
||||||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||||||
Piqueteros, el nuevo poder en la Argentina de Néstor Kirchner
CARMEN DE CARLOS.CORRESPONSAL Expulsados del sistema, los desfavorecidos han hecho del piquete su forma de vida. PALITO HALIASZ BUENOS AIRES. Son hijos de la miseria y el abandono. Surgieron a mediados de los años 90, como el deshecho de tienta de la ola privatizadora. Sin trabajo ni horizonte próximo de conseguir un empleo cortaban «carreteras como forma de protesta. Entonces, prácticamente, no eran nada. Hoy, los «piqueteros»son más de 200.000. Controlan otros tantos subsidios, bloquean ciudades, ocupan terrenos, asaltan vagones de trenes, exigen pagas extra, amnistía para sus presos, casas..., y hasta cercan, durante horas, a un ministro sin que el Gobierno se atreva con ellos. En los siete meses de gestión de Néstor Kirchner, el presidente argentino únicamente ha dado marcha atrás, en una decisión hecha pública, por presión de estos grupos. Después de que el titular de Trabajo, Carlos Tomada, fuera virtualmente secuestrado, con otros noventa funcionarios, en el Ministerio a mediados de octubre, Kirchner anunció la creación de una «Brigada antipiquetera», cuyos miembros no portarían armas. Antes de que terminara esa semana, la idea, el anuncio oficial, fue descartado. Bastó una reunión de urgencia con los principales dirigentes de los movimientos para que Kirchner entendiera, a la velocidad del rayo, que si cumplía su «amenaza», la reacción de estos nuevos grupos de poder, sería demoledora. El fantasma de los dos piqueteros muertos durante el interinato de Eduardo Duhalde (2002-2003) que precipitó el adelanto de elecciones, así como la ola de saqueos y manifestaciones que precedió a la caída de Fernando de la Rúa (1999-2001) sobrevoló en la Casa Rosada. «Los palos nunca solucionaron nada en Argentina. Nuestra sociedad es muy contradictoria. Se molesta porque le cortan el paso pero, al mismo tiempo, cuando se reprime, condena la represión».La senadora Cristina Fernández, esposa del presidente y poder real en el Ejecutivo, expresa públicamente lo que ya había dicho su marido y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, con otras palabras. «A los pobres no se les trata a palazos. No podemos ser los censores de nuestras propias víctimas». Pero las víctimas se han convertido en victimarios del resto de la población y hasta Duhalde salió a pedir al presidente que abandone el «guante de seda». A Kirchner, molesto, no le quedó más remedio la pasada semana que adoptar un discurso algo más duro: «Están absolutamente equivocados , espero que entiendan que perturban la vida de otros que trabajan». El pasado año, la secuencia de movimientos piqueteros, protagonizó 2.336 piquetes y de enero a octubre de éste otros 1.027, según el registro de la consultora Nueva Mayoría. Argentina y Buenos Aires en particular se están convirtiendo en rehenes de estos movimientos que colapsan las ciudades. Los trabajadores tienen que adelantar el despertador, al menos, un par de horas para poder llegar a tiempo. Si en 2001 hicieron la vida imposible a un pusilánime e ineficaz Fernando de la Rúa con 1.383 movilizaciones, al Gobierno de Kirchner, desconcertado por vez primera, le tienen entre las cuerdas y está dispuesto a dar luz verde a una amnistía encubierta para los tres mil procesados de años anteriores, por medio del Congreso. Los piqueteros y no los sindicatos tradicionales son el problema más urgente de un presidente que tiene pánico a una revuelta social o a que se produzcan bajas entre los manifestantes que sirva de excusa para provocar el caos total. El mayor desafío fue el último sábado, segundo aniversario de la caída de Fernando de la Rúa, pero la manifestación quedó empañada con la explosión de una bomba casera que dejó un saldo de una treintena de heridos y un reproche: «El Gobierno está detrás del atentado». El Ejecutivo, alarmado, aceptó crear una comisión investigadora con integrantes piqueteros para apaciguar los ánimos. Hasta ahora la política oficial ha sido, divide y vencerás pero sigue sin arrojar resultados. «La especie de cortadores de caminos no hace más que multiplicarse» y, hoy, «privilegian la pugna por el subsidio y no por el empleo, porque los tipos con trabajo abandonarían sus filas», reflexiona el analista Daniel Della Costa. En torno a los subsidios Las distintas agrupaciones están peleadas entre sí por culpa del subsidio, de apenas 150 pesos (unos 50 euros), que el Estado les entrega. El presidente de Cáritas, Monseñor Jorge Cassaretto advirtió recientemente que esos planes fomentan la vagancia y son muchas las voces que se alzan, incluso dentro del Gobierno, para señalar que hay piqueteros que han renunciado a la búsqueda de soluciones para seguir beneficiándose del auxilio estatal, que, por cierto, lleva incorporada una práctica histórica de clientelismo. El sociólogo Javier Auyero no está de acuerdo. «Lo que está detrás de esa pseudoteoría son dos acusaciones veladas: una, que los desempleados están sin trabajo porque no quieren trabajar. Nadie puede tomar en serio eso. Dos, que la protesta no sirve y lo que han demostrado en más de cinco años es que la actividad piquetera es útil no sólo para satisfacer demandas, sino para recrear, en parte, la trama social en la vida de los sectores populares (...) Si el Estado deja de asistir a los millones de argentinos que dependen de él para sobrevivir, lo que va a tener es muerte, violencia y muerte». El gobernador de Neuquen, Jorge Sobisch, sacó a la Policía a la calle. Los piqueteros protestaban porque el Gobierno provincial pretendía incorporar una tarjeta de cajero automático para cobrar los Planes y usarla sólo en supermercados. El resultado fue decenas de heridos y una llamada de Buenos Aires para que suspendiera el dispositivo de «represión». El Ejecutivo confía menos en las fuerzas de seguridad que los argentinos. Hasta el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, insinuó que agentes activos o retirados estarían, detrás de los grupos más belicosos. ¿Cómo resolver el problema? De momento, no hay respuesta pero el ministro del Interior, Aníbal Fernández, está seguro de algo: «Los piqueteros tienen que desaparecer, pero no tirándoles una bomba». | ||||||||||||||||||||||||||
![]() | ||||||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||||||
Volver al índice | ![]() |
|||||||||||||||||||||||||
Quiénes somos l Publicidad l Cont@cte l Alianza Europea de Diarios l Mapa del sitio Aviso Legal l Condiciones generales de contratación Copyright © ABC Periódico Electrónico S.L.U, Madrid, 2003. |
||||||||||||||||||||||||||
![]() |
|
![]() | |
![]() |
|
![]() |
|
![]() |
|
![]() |
|
![]() |
|
![]() |
|
![]() |
|
![]() |
|
![]() |
|
|
|
![]() |
|
![]() |
|
![]() |
|