Una multitud de ciudadanos bolivianos saqueaban los comercios de un barrio periférico de La Paz, mientras las oficinas del Ministerio de Trabajo eran ocupadas por una turba de desconocidos y la documentación y parte del mobiliario quemados en enormes piras.
Una medida económica que grava con
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nuevos impuestos los salarios y que después fue retirada por el presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, desató hoy una inusitada ola de violencia de sectores sociales y un amotinamiento policial la víspera.
Grupos de manifestantes causaban disturbios en diversos puntos de la ciudad e intentaban levantar barricadas, mientras en la Plaza de Armas de La Paz los choques entre policías amotinados y tropas del Ejército cedían paulatinamente en intensidad.
Las cúpulas castrense y policial demandaron, en un mensaje en conjunto, que sus subalternos supendan las hostilidades, planteando el repliegue a sus unidades. Los hechos de violencia causaron al menos ocho muertos y una veintena de heridos, en su mayoría policías amotinados, y un camarógrafo de la red 'Unitel', Toribio Canqui.