Rivales en El Prado y en la puerta del Palacio
Enfrentamiento. Así fue la lucha casi todo el día de ayer entre militares y policías en la plaza Murillo, frente a Palacio de Gobierno.
Guider Arancibia Guillén
Unos creen que la muerte de un militar a manos de un policía en 1940 fue el detonante para que el odio, el rencor y la rivalidad entre la institución del orden y las Fuerzas Armadas siga latente a través del tiempo. Otros consideran que rencillas y odio nunca existieron y que fue cosa de jóvenes cuando cadetes del Colegio Militar de Ejército, de la FAB y de la Academia Nacional de Policías se juntaban en El Prado para desfiles en fechas cívicas y se trenzaban a puño limpio.
Para el general en retiro de la Policía, Jaime Rojas, esa rivalidad había quedado superada, pero ahora cree que el dolor quedará en la mente de los efectivos del verde olivo. “El policía siempre fue mal pagado, mal tratado pero ahora el pueblo está con nosotros aunque a costa de vidas”, dijo Rojas.
A su vez el general en retiro del Ejército, Lucio Añez, considera que odio o
rencor no pudo haber entre ambas instituciones fundamentales del Estado y
que sólo fueron impulsos de los jóvenes cuando desfilaban en El Prado.
Sin embargo aunque en forma anónima muchos
militares de alto rango y bajo ayer en sus cuarteles expresaron su desprecio
a policías a quienes le imputan muchos hechos. Por su parte policías de base
también cuestionan a los militares quienes se atrevieron a llamarlos,
“plomos” sin oficio y abusivos. Nosotros estamos sólo con gases, ellos con
armas de guerra, eso no lo permitiremos, vamos a luchar por nuestra
dignidad” exclamó ayer un policía mientras colocaba un crespón negro en el
Comando.
Jaime Rojas Vega/ General en retiro
de la Policía Los policías
también sienten
Yo creo que las rencillas que datan desde hace mucho tiempo fueron superadas. Lo que provocó el enfrentamiento de ayer fue la falta de capacidad del gobierno para dialogar y solucionar los problemas. El pedido de los policías es justo, por eso están recibiendo el respaldo de todo el pueblo. He visto al comandante general llorar sobre los policías muertos. Lo hizo por impotencia de ver a los caídos por pedir lo que es justo para sobrevivir. Si bien no habían rencillas y odio, ahora el dolor quedará en el corazón de toda la familia policial. Los policías tambien sienten, son humanos y proletarios. Detrás del uniforme verde olivo hay una persona de carne y hueso, una familia. Ningún uniformado tiene seguro de vida, sus sueldos son míseros y así vienen luchando desde hace años contra la delincuencia. Lo que ha pasado en La Paz es lamentable, es doloroso. Siempre hemos estado en desventaja con la delincuencia y ahora hay luto en la institución. Ojalá que vuelva la paz pero que se devuelva la dignidad a los policías.
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