EXPLOSION SOCIAL EN BOLIVIA: ANOCHE, LA CIUDAD DE LA
PAZ ESTABA MILITARIZADA Y SE MULTIPLICABAN LOS PILLAJES
Rebelión en Bolivia contra un ajuste del FMI: 16
muertos
El gobierno acordó con el Fondo un impuesto del 12%
sobre salarios. La policía se amotinó y fue reprimida por militares. Hubo
saqueos e incendios en La Paz. El presidente dio marcha atrás.
LA PAZ. AP, AFP Y EFE.
La oposición a
un plan acordado con el FMI para gravar los salarios, liderada por un grupo de
policías amotinados a las puertas de la Casa de Gobierno derivó ayer en un enfrentamiento
a sangre y fuego entre esos rebeldes y varios militares de la custodia
presidencial con un saldo parcial de 16 muertos (entre ellos, nueve policías
y un capitán del ejército) y un centenar de heridos. El episodio —el más
violento en los últimos años— disparó un aluvión de saqueos en
varios barrios de La Paz y degeneró luego en incendios provocados por
muchedumbres enfurecidas que marcharon sobre los ministerios de Trabajo, la
vicepresidencia de la república y las sedes de partidos políticos
tradicionales.
Hacia la medianoche grupos de civiles se lanzaron a robar bancos y negocios en
La Paz ante la ausencia de vigilancia policial y desafiando la guardia militar
dispuesta en la ciudad.
La subsidiaria de la cervecera argentina Quilmes, también fue atacada.
Los incidentes comenzaron cuando un grupo de estudiantes comenzó a lanzar
piedras contra la sede gubernamental. Efectivos de la policía que se
encontraban acuartelados en un edificio ubicado a un costado de la Plaza
Murillo, frente al palacio gubernamental, en reclamo de un aumento salarial,
se plegaron a la protesta juvenil que tuvo como principal bandera el repudio a
una iniciativa del gobierno para aplicar un impuesto del 12% sobre los
sueldos de los trabajadores. El 80 por ciento de la población de Bolivia
(unas 8 millones de personas) vive bajo el nivel de pobreza. Ese impuesto
sobre el salario formaba parte de un ajuste general para achicar el déficit
en las cuentas públicas reclamado por el FMI que el gobierno había
acordado con el organismo.
La oposición popular al impuestazo y el caos generado por los tiroteos y los
desmanes que siguieron obligaron al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada a
anunciar durante la tarde, a través de un mensaje al país, que retiraba su
proyecto de impuesto a los salarios."Hoy es un día de pena y de dolor
para todos los bolivianos. Estoy muy entristecido de haber visto cómo se han
enfrentado hermanos bolivianos (...) Esto debe parar", reclamó.
A esas horas, los balazos llenaban la plaza central. El caos se apoderó
de la sede del gobierno, sacudida por fuertes detonaciones de armamento pesado
y por el tableteo de ametralladoras. "Estamos cayendo como moscas",
dijo un oficial de policía que repartía cartuchos de dinamita a sus
subordinados, según refirieron testigos civiles. Dos canales fueron atacados
y debieron suspender su transmisión.
Luego, al par que esos choques amainaban su intensidad, crecían sin
embargo los saqueos en varios barrios de la ciudad y grupos de exaltados
quemaban automóviles y levantaban barricadas. Los saqueos estallaban incluso
en otras ciudades importantes como Cochabamba.
El presidente sacó a las calles a las tropas militares que comenzaron
anoche a patrullar la ciudad, mientras los bomberos intentaban controlar los
incendios desatados en las sedes partidarias del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria, la cogobernante Unidad Cívica Solidaridad y la Casa Rosada,
sede del Movimiento Nacionalista Revolucionario, el partido del presidente.
Lenguas de fuego y columnas de humo se alzaban anoche también sobre los
techos del edificio de la vicepresidencia —un inmueble histórico a dos
cuadras del palacio presidencial— y a las puertas del ministerio de Trabajo
que fue saqueado .
Tras la marcha atrás del gobierno y la expansión de las protestas, el líder
de los productores de coca y de la oposición política, Evo Morales, dijo que
el presidente es un "asesino", y llamó a la población a
destituirlo. El jefe del Movimiento Al Socialismo la primera fuerza opositora,
convocó también a los campesinos indígenas a cortar las principales rutas
del país. La Central Obrera Boliviana, la principal organización sindical,
llamó a un paro general en todo el país.
Los choques en la plaza frente al Palacio Quemado, la sede del gobierno,
estallaron cuando una patrulla del regimiento Colorados de Bolivia, a cargo de
la custodia presidencial, lanzó una lluvia de gases lacrimógenos que también
cayó sobre los policías que exigían aumentos salariales.
Emplazados en la azotea de la cancillería, los policías replicaron a los
militares con granadas de gases. Eso generó la ira de las tropas que se
lanzaron a la toma de la plaza dejando a un lado las balas de fogueo y
atacando con munición de guerra. Después, todo fue un caos.
La policía y ejército guardan una enconada rivalidad desde la revolución
popular de abril de 1952. En ese año, proletarios y mineros apoyados por
policías derrocaron al presidente Enrique Hertzog, después de enfrentarse
con el ejército, que era leal al mandatario depuesto.
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