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Jueves 13 de febrero de 2003  Año VII   N° 2510
  Internacionales

EXPLOSION SOCIAL EN BOLIVIA: ANOCHE, LA CIUDAD DE LA PAZ ESTABA MILITARIZADA Y SE MULTIPLICABAN LOS PILLAJES

Rebelión en Bolivia contra un ajuste del FMI: 16 muertos

El gobierno acordó con el Fondo un impuesto del 12% sobre salarios. La policía se amotinó y fue reprimida por militares. Hubo saqueos e incendios en La Paz. El presidente dio marcha atrás.



LA PAZ. AP, AFP Y EFE.





La oposición a un plan acordado con el FMI para gravar los salarios, liderada por un grupo de policías amotinados a las puertas de la Casa de Gobierno derivó ayer en un enfrentamiento a sangre y fuego entre esos rebeldes y varios militares de la custodia presidencial con un saldo parcial de 16 muertos (entre ellos, nueve policías y un capitán del ejército) y un centenar de heridos. El episodio —el más violento en los últimos años— disparó un aluvión de saqueos en varios barrios de La Paz y degeneró luego en incendios provocados por muchedumbres enfurecidas que marcharon sobre los ministerios de Trabajo, la vicepresidencia de la república y las sedes de partidos políticos tradicionales.

Hacia la medianoche grupos de civiles se lanzaron a robar bancos y negocios en La Paz ante la ausencia de vigilancia policial y desafiando la guardia militar dispuesta en la ciudad.

La subsidiaria de la cervecera argentina Quilmes, también fue atacada.

Los incidentes comenzaron cuando un grupo de estudiantes comenzó a lanzar piedras contra la sede gubernamental. Efectivos de la policía que se encontraban acuartelados en un edificio ubicado a un costado de la Plaza Murillo, frente al palacio gubernamental, en reclamo de un aumento salarial, se plegaron a la protesta juvenil que tuvo como principal bandera el repudio a una iniciativa del gobierno para aplicar un impuesto del 12% sobre los sueldos de los trabajadores. El 80 por ciento de la población de Bolivia (unas 8 millones de personas) vive bajo el nivel de pobreza. Ese impuesto sobre el salario formaba parte de un ajuste general para achicar el déficit en las cuentas públicas reclamado por el FMI que el gobierno había acordado con el organismo.

La oposición popular al impuestazo y el caos generado por los tiroteos y los desmanes que siguieron obligaron al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada a anunciar durante la tarde, a través de un mensaje al país, que retiraba su proyecto de impuesto a los salarios."Hoy es un día de pena y de dolor para todos los bolivianos. Estoy muy entristecido de haber visto cómo se han enfrentado hermanos bolivianos (...) Esto debe parar", reclamó.

A esas horas, los balazos llenaban la plaza central. El caos se apoderó de la sede del gobierno, sacudida por fuertes detonaciones de armamento pesado y por el tableteo de ametralladoras. "Estamos cayendo como moscas", dijo un oficial de policía que repartía cartuchos de dinamita a sus subordinados, según refirieron testigos civiles. Dos canales fueron atacados y debieron suspender su transmisión.

Luego, al par que esos choques amainaban su intensidad, crecían sin embargo los saqueos en varios barrios de la ciudad y grupos de exaltados quemaban automóviles y levantaban barricadas. Los saqueos estallaban incluso en otras ciudades importantes como Cochabamba.

El presidente sacó a las calles a las tropas militares que comenzaron anoche a patrullar la ciudad, mientras los bomberos intentaban controlar los incendios desatados en las sedes partidarias del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, la cogobernante Unidad Cívica Solidaridad y la Casa Rosada, sede del Movimiento Nacionalista Revolucionario, el partido del presidente.

Lenguas de fuego y columnas de humo se alzaban anoche también sobre los techos del edificio de la vicepresidencia —un inmueble histórico a dos cuadras del palacio presidencial— y a las puertas del ministerio de Trabajo que fue saqueado .

Tras la marcha atrás del gobierno y la expansión de las protestas, el líder de los productores de coca y de la oposición política, Evo Morales, dijo que el presidente es un "asesino", y llamó a la población a destituirlo. El jefe del Movimiento Al Socialismo la primera fuerza opositora, convocó también a los campesinos indígenas a cortar las principales rutas del país. La Central Obrera Boliviana, la principal organización sindical, llamó a un paro general en todo el país.

Los choques en la plaza frente al Palacio Quemado, la sede del gobierno, estallaron cuando una patrulla del regimiento Colorados de Bolivia, a cargo de la custodia presidencial, lanzó una lluvia de gases lacrimógenos que también cayó sobre los policías que exigían aumentos salariales.

Emplazados en la azotea de la cancillería, los policías replicaron a los militares con granadas de gases. Eso generó la ira de las tropas que se lanzaron a la toma de la plaza dejando a un lado las balas de fogueo y atacando con munición de guerra. Después, todo fue un caos.

La policía y ejército guardan una enconada rivalidad desde la revolución popular de abril de 1952. En ese año, proletarios y mineros apoyados por policías derrocaron al presidente Enrique Hertzog, después de enfrentarse con el ejército, que era leal al mandatario depuesto.



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