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ECONOMÍA
PROTESTAS CONTRA LA RECONVERSIÓN NAVAL
Un trabajador de La Naval, herido grave en choques con la Ertzaintza
Los empleados colocaron barricadas incendiadas y protagonizaron una batalla campal con la Policía que se saldó con 6 lesionados El herido de mayor gravedad recibió un pelotazo en un ojo
Un trabajador de La Naval con el rostro cubierto pasa al lado de una barricada incendiada durante los incidentes de ayer. [L. A. GÓMEZ]
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La paciencia se ha agotado en La Naval. La frustración se ha apoderado de sus trabajadores después de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, prometiera el domingo en Bilbao «salvar los astilleros» y la SEPI no haya transformado ese compromiso en un cambio de su plan de reconversión, que en su actual redacción condena a la factoría al cierre, salvo que encuentre un socio privado dispuesto a invertir en ella. El fracaso en la reunión negociadora del miércoles entre la sociedad estatal y los sindicatos encendió ayer los ánimos de los empleados, que colocaron barricadas incendiadas en Sestao y protagonizaron duros enfrentamientos con la Ertzaintza. Los incidentes se saldaron con 16 heridos. Uno de ellos de gravedad al recibir un pelotazo en un ojo, del que corre serio riesgo de perder la visión. El afectado fue intervenido en el hospital de Cruces. Varios policías sufrieron contusiones al ser alcanzados por las tuercas, tornillos y piedras que les lanzaron los operarios.

Los altercados comenzaron hacia las siete de la mañana, cuando los trabajadores cortaron el tráfico en la carretera que une Bilbao y Santurtzi, a la altura de la planta, y en los principales accesos a Sestao. Algunos de ellos, con las cabezas ocultas con pasamontañas, portaban excavadoras en las que transportaban maderas y neumáticos, a los que prendieron fuego tras colocarlos sobre la calzada. Posteriormente, repitieron la escena en la vía férrea, en las inmediaciones de la estación de Renfe de Urbínaga.

Farolas y quitamiedos

Distribuidos en al menos media docena de grupos, la desesperación parecía haberse adueñado de sus actos. Tiraron farolas al suelo y las cruzaron en la carretera, arrancaron quitamiedos de los arcenes e incendiaron contenedores, ruedas y otros objetos que encontraron a su paso.

Las fuerzas antidisturbios de la Ertzaintza se personaron minutos después en el lugar. A su llegada, se encontraron con una oposición totalmente organizada. Los trabajadores les esperaban armados con tiragomas, lanzacohetes caseros y escudos hechos por ellos mismos. Se inició entonces una batalla campal, en la que las pelotas de goma se cruzaban por el aire con tuercas, piedras, canicas y restos de escoria. Después de más de dos horas de enfrentamiento, en las que la Policía autónoma se empleó a fondo, los empleados se retiraron al interior del astillero.

Al instante llegaron a la zona los bomberos, que procedieron a apagar los restos incendiados. Sobre las once de la mañana un pequeño destacamento de la plantilla volvió a ocupar a la calzada y prendió fuego de nuevo a varias barricadas. La normalidad del tráfico ferroviario quedó restablecida pasada la una de la tarde y la de circulación rodada tres horas después.

En los enfrentamientos con la Ertzaintza, que utilizó abundante material antidisturbios, resultaron heridos 16 trabajadores. La mayoría fueron atendidos de diversas contusiones en el botiquín de la factoría. Uno de ellos, I. C. P., de 56 años y domiciliado en Barakaldo, sufrió lesiones graves en el ojo derecho al ser alcanzado por un pelotazo de la Policía autónoma, «que cargó sin previo aviso mientras se manifestaban los trabajadores», explicó el presidente del comité de empresa, Miguel Asporosa.

El empleado fue trasladado al hospital de Cruces, donde fue intervenido quirúrgicamente. Aunque la operación transcurrió de forma satisfactoria, los médicos creen probable que el operario pierda la visión de ese ojo, según informaron fuentes sindicales. No obstante, apuntaron que habrá que esperar a la evolución del enfermo durante las próximas horas.

El Departamento de Interior informó que varios ertzainas resultaron también heridos por los objetos contundentes que les arrrojaron los manifestantes. Uno de ellos fue atendido también en un centro sanitario, aunque no quedó ingresado en él.

«Es muy difícil contener a la gente en situaciones tan complicadas, sobre todo si hay un compañero herido», explicó el presidente del comité. Asporosa consideró «fundamental» que los nervios se calmen, que hoy «no haya nada, hacer una asamblea el lunes y actuar en función de lo que valoremos».

Vocento