Once personas murieron hoy en una manifestación de protesta por las caricaturas de Mahoma ante el consulado general de Italia en Bengasi, según un comunicado oficial de las autoridades libias citado por la agencia italiana Ansa.
La manifestación fue reprimida con disparos por la Policía libia, según las declaraciones de testigos difundidas por medios italianos.
Según Agi, otra agencia italiana, entre los fallecidos se encuentran también algunos de los policías.
El Ministerio italiano de Exteriores, que subrayó que los seis empleados italianos que se encontraban en el edificio no sufrieron daños, confirmó que la manifestación se celebró a unos metros del consulado y fue disuelta con dureza.
Por su parte, un testigo que se encontraba en el interior del consulado declaró a Agi que "los manifestantes eran 2.000 o 3.000"
El comunicado oficial libio se hizo público casi a la misma hora en que los manifestantes pretendían de nuevo concentrarse ante la sede consular italiana.
La Policía libia sacó del edificio al cónsul y al personal italiano que se encontraba en la legación diplomática, la única representación occidental en Bengasi, según el Ministerio italiano de Exteriores.
El consulado, añadió el Ministerio, sigue estando rodeado por las fuerzas de seguridad libias, para garantizar su seguridad.
Pirello contó a la prensa italiana que las protestas comenzaron por la tarde y que los manifestantes intentaron romper la puerta principal del edificio y prenderle fuego.
"Han destruido la garita de la Policía libia y después han incendiado cuatro automóviles que estaban en el aparcamiento del consulado, entre ellos el mío. Nosotros hemos abandonado el edificio cuando se vio con claridad que corríamos peligro y podían irrumpir en el consulado", dijo el diplomático italiano.
El embajador de Italia en Libia, con sede en Trípoli, Francesco Paolo Trupiano, contó que en la protesta participaron un millar de personas y que partió, según cuenta Agi, "tras el sermón del viernes contra las viñetas satíricas sobre Mahoma".
Según el embajador, el hecho de que el consulado fuera atacado se debe a que es la única representación occidental en Bengasi, situada a mil kilómetros de Trípoli.
Trupiano descartó que las protestas fueran contra el ministro italiano de Reformas, el ultraderechista Roberto Calderoli, que el pasado martes anunció su intención de vestir camisetas estampadas con la caricatura de Mahoma.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, intentó esta semana convencer al ministro de que depusiera su actitud, pero éste se mantuvo en sus trece y dijo que la suya era una iniciativa "personal" y no representaba el parecer del Gobierno.
Tras conocer los sucesos de Libia, y mientras crecen las voces que pedían su dimisión, Calderoli se limitó a señalar que "los atentados y la violencia de matriz islámica comenzaron mucho antes que cualquier camiseta".
El propio Berlusconi le pidió esta noche la dimisión tras conocerse la gravedad de los sucesos de Bengasi.
El ministro pertenece a la Liga Norte, un partido secesionista aliado del gobierno de Berlusconi, y ya ha estado en el centro de la polémica en varias ocasiones por sus declaraciones racistas y xenófobas.
"Creo que Calderoli debe dimitir inmediatamente", señaló Berlusconi esta noche, antes de admitir que las informaciones que llegan de Libia son "muy graves".
"Todavía debemos ver de qué se trata", puntualizó el primer ministro, e insistió en que "el Gobierno italiano siempre ha respetado la religión islámica y la libertad de culto".
Nada más conocer los disturbios de Bengasi, Berlusconi, el ministro de Exteriores, Gianfranco Fini, y otros miembros del Ejecutivo se reunieron en la sede de la presidencia del Gobierno para seguir los acontecimientos.
La izquierda, en la oposición, acusó al Gobierno de "irresponsable", de haber actuado de manera tardía y de ser responsable de la acciones de Calderoli, al que calificaron de irresponsable y xenófobo.
Calderoli hizo pública su idea de confeccionar y regalar camisetas con las caricaturas de Mahoma el pasado martes en declaraciones a "Ansa".
El ministro, que acababa de pedir al Papa Benedicto XVI que llamara a una cruzada, aseguró a la agencia italiana que su "iniciativa" no era una provocación sino "una invitación al diálogo verdadero".
Calderoli es conocido en Italia por sus comentarios y acciones extremistas y populistas, que incluyen desde su ofrecimiento de 25.000 euros como recompensa a quienes dieran información sobre los asesinos del empleado de una gasolinera hasta su posición a favor de la castración química de los violadores.
EFE