Jueves | 29.09.2005

 

EL DRAMA DE LA INMIGRACION ILEGAL

Llega una masiva ola de "sin papeles" africanos a las puertas de España

Ya arribaron miles de ilegales a Melilla, el enclave español en Marruecos. Y se espera a otros 4.000 para los próximos días. Se acercan en grupos y atraviesan una frontera vallada con alambres de púa.




Juan Carlos Algañaraz. MADRID. CORRESPONSAL
jcalganaraz@clarin.com




Miles de desesperados de toda Africa se esconden en una vasta zona de Marruecos vecina a la frontera vallada de España en Melilla y se informó que otros 4.000 inmigrantes más se dirigen hacia este lugar desde distintas zonas marroquíes. Los africanos quieren "asaltar la fortaleza europa" y la ciudad española en el norte de Africa es el lugar ideal. Pero antes tienen que superar un doble vallado de alambre de púas.

Melilla es, con Ceuta, uno de las dos ciudades españolas ubicadas en Africa y se encuentra a 160 kilómetros de la España continental. Después de meses de vivir en condiciones terribles en zonas boscosas, acosados por la policía de frontera marroquí, los inmigrantes intentan llegar como sea al lado español, a Europa, a la prosperidad y la esperanza de una nueva vida. "Mucho de los que están acampados en Marruecos se mueren de hambre y están extenuados. Hay mujeres embarazadas y niños pequeños", dijo un voluntario español que cruza la frontera con otros solidarios para tratar de llevarles ayuda.

Hace siete años que miles de inmigrantes tratan de atravesar la frontera al principio individualmente. Ahora, intentan llegar mediante avalanchas en masa. En los últimos días, hacia la madrugada, entre quinientos y setecientos inmigrantes "sin papeles" tratan de "saltar" los 10,2 kilómetros de frontera con un doble vallado coronado por alambre de púas que tiene una altura de tres metros. España está aumentando la altura de esas vallas de tres a seis metros y por eso se producen estas avalanchas en masa para que por lo menos algunas decenas consigan llegar.

La táctica es precipitarse a las vallas en numerosos grupos, con las manos protegidas con guantes y trapos. Con la ayuda de toscas escaleras los africanos trepan el primer vallado. Mientras tanto los sistemas electrónicos y las cámaras de televisión encienden el zafarrancho de alerta a los casi 700 guardias civiles que custodian el perímetro vallado.

El alambre de púa desgarra la ropa y produce heridas a veces de consideración. Muchos caen a la zona entre las dos vallas por donde circulaban los guardias civiles, patrulleros y varias ambulancias que auxilian a los heridos.

El fenómeno se repite cada vez más generalizado y se producen choques violentos con la Guardia Civil. Algunos de los inmigrantes quedan atrapados en la alambrada de púa y los más enredados tienen que ser rescatados por los bomberos. Otros caen pesadamente y quedan en el suelo gritando de dolor hasta que los servicios de asistencia los recogen y los llevan a los hospitales. En diversos incidentes y accidentes ya hubo tres muertos.

Después de varias avalanchas protagonizadas por centenares de africanos en estos últimos días, más de 1.500 han logrado entrar en Melilla heridos, con las ropas hechas trizas y hambrientos. La Guardia Civil utiliza medios antidisturbios para tratar de frenar a los desesperados y consigue contener a la mayoría. Pero muchos pasan. Otros terminan en los hospitales, aunque de los heridos en los últimos días solo quedaba una persona internada.

Los medios de comunicación registran imágenes de decenas de inmigrantes que corren en la madrugada para acercarse al centro de residencia o para tramitar su orden de expulsión en las comisarías, que difícilmente se cumple pero con lo que logran quedar inscriptos en un registro que les puede facilitar, algún día, cierta regularización de su situación.

Los "sin papeles" cuentan que cada tanto hay traslados hacia la España continental donde permanecen en centros de asistencia durante 40 días, tras lo cual son dejados en libertad, ya que no se puede establecer su nacionalidad para ser expulsados hacia un país africano. Los sistemas de asistencia están colapsados.

"¡Gracias, gracias, hermanos!", dicen los desesperados que devoran lo que se les entrega. "Nosotros tenemos suerte. Los que quedaron del otro lado pueden terminar muertos", dijo un joven sollozando porque tiene allí a dos de sus hermanos.



EN FILA. INMIGRANTES AFRICANOS ESPERAN SU TURNO PARA SER REVISADOS POR MEDICOS DE LA CRUZ ROJA. (Foto: AFP)






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