La crisis en Nepal se cobró ayer nuevas víctimas, cuando miles de
manifestantes marcharon en Katmandú, en desafío al toque de queda
dispuesto por el rey Gyanendra. Unas 27 personas resultaron heridas y un
joven, que había resultado herido el jueves de varios disparos, murió
ayer en un hospital de la vecina India donde había ingresado.
Las manifestaciones de los últimos días en Nepal exigen la renuncia
del rey. Las marchas de ayer sin embargo fueron menos masivas que las
del sábado, cuando entre 200.000 y 300.000 personas salieron a las
calles. La oposición anunció ayer que prepara una nueva movilización
para este martes.
Al grito de "policías, son nuestros hermanos... disparen a Gyanendra",
los manifestantes marcharon ayer por las calles de la capital nepalesa,
pese al toque de queda dispuesto por el monarca.
La Policía hirió a decenas de manifestantes al reprimir con balas de
goma, en el extremo este de la capital, informaron la prensa local y
autoridades médicas.
Los manifestantes trataron de cruzar los límites de Katmandú, donde rige
el toque de queda de 11 horas diarias. La Policía primero respondió
con gas lacrimógeno y luego con balas de goma. La multitud opositora se
dispersó rápidamente y los heridos fueron trasladados al hospital en un
transporte de Naciones Unidas, según el canal de TV independiente "Kantipur".
También se produjeron choques, aunque menores entre la Policía y miles
de personas que marcharon en los vecindarios capitalinos Kalanki y Gangabu,
donde se han concentrado las protestas los últimos días.
El centro de Katmandú se encuentra fuertemente resguardado por militares
y varias calles han sido bloqueadas.
En los últimos 15 días, desde que estallaron las protestas en Nepal —uno
de los países más pobres del mundo—, contra la monarquía del rey
Gyanendra, al menos 13 personas murieron y centenares resultaron
heridas en enfrentamientos en las calles de la capital Katmandú y en
otras ciudades.
Gyanendra, que asumió todos los poderes tras destituir al gabinete en
febrero del 2005, intentó resolver la crisis cuando el viernes pasado anunció
nuevas elecciones y propuso a la oposición designar al primer
ministro.
La alianza de siete partidos de la oposición, sostenida por los rebeldes
maoístas, rechazó el ofrecimiento e hizo un llamamiento para
continuar con las manifestaciones de protestas.
Para los opositores, la oferta del rey no incluye una demanda fundamental:
el regreso del Parlamento y la convocatoria a una asamblea que
redacte una nueva Constitución.
En medio del caos, algunos analistas temen que los rebeldes maoístas, que
ya controlan parte del país tras diez años se insurgencia, llenen el vacío
político.