NUEVA DELHI Y KATMANDU. ANSA Y DPA
Tras dos semanas de protestas populares que provocaron la muerte de 15
personas, el rey de Nepal, Gyanendra, anunció ayer en un discurso por la
televisión estatal que restituirá parte del poder e invitó a los
partidos políticos opositores a proponer un primer ministro,
aunque hasta anoche la oposición rechazaba la oferta por insuficiente.
El rey Gyanendra, quien asumió dramáticamente en 2001 tras la matanza de
casi toda la familia real, intentó con su discurso calmar a un pueblo
movilizado que reclama democracia, en un trasfondo de violencia en
donde juega también una guerrilla de orientación maoísta con apoyo de
aquellos partidos para lograr la apertura. Desde 1996, ya murieron en
enfrentamientos unas 16.000 personas.
Pero anoche Gyanendra no habló de elecciones, sino de abandonar el poder
absoluto resignándose a que los siete partidos políticos más fuertes de
la oposición (y marginando a los maoístas, que son mayoría),
consensúen un jefe de gobierno. El rey, que disolvió el Parlamento en
2002 y en febrero de 2005 tomó el poder absoluto al despedir al
gobierno, propone en definitiva volver a la monarquía constitucional
anterior, lo que es rechazado
Nepal, reino recostado sobre el Himalaya y célebre punto de acceso al
pico más alto del mundo, el Everest, es también uno de los países más
pobres, con un ingreso bruto per cápita anual de sólo 260 dólares,
según cifras del Banco Mundial.
Cuna de una cultura antiquísima, con el hinduismo y el budismo como
religiones principales, Nepal comenzó a formarse como reino unificado en
el siglo XVIII. Hoy viven allí casi 26 millones de habitantes —de los
cuales 40% está bajo la línea de pobreza— del agro, el comercio
con la vecina India, el turismo y la ayuda internacional. La monarquía
actual manda desde hace tres siglos. En 2001 un magnicidio la conmovió y
ahora Gyanendra debió buscar una descompresión por la enorme movilización
popular.
Según Krishna Prasad Sitaula, vocero del Partido del Congreso, el más
grande del país, Gyanendra no hizo nada de lo que se le había pedido, ya
que no anunció un camino cierto para restablecer la democracia en el
país. Con todo, la oposición se tomó un par de días para
debatir el tema.
Gyanendra, único rey hindú del mundo, fue dos veces monarca de Nepal, una de niño en 1950-51 y otra ahora, pero nunca lo quisieron sus súbditos, que dudan de la legitimidad de su ascensión al trono, propiciada por un brutal magnicidio en junio de 2001.
El entonces rey Birendra y la reina Aishwarya fueron asesinados por su propio hijo, el príncipe heredero Dipendra, enloquecido pues no era aceptada su boda con una joven aristocrática. El Consejo de Estado nombró rey y regente a su tío Gyanendra. Pero el asesino se suicidó enseguida y el poder quedó para su tío.
Empresario, y en sus ratos libres escritor, Gyanendra, 58 años, dirigió Nepal de forma absoluta por 14 meses, desde que en febrero de 2005 disolvió el gobierno democráticamente constituido alegando que no frenaba a la guerrilla. Ahora cientos de miles de personas piden democracia.
KATMANDU. EFE
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