Atentado deja 30 muertos en Paquistán
ISLAMABAD, Paquistán (Servicios internacionales). —Al menos 30 personas murieron y unas 50 resultaron heridas al estallar una bomba activada por un atacante suicida en una mezquita chiita paquistaní, a la hora de máxima concurrencia, para la plegaria de ayer viernes.
El atentado, que en principio no fue reivindicado, fue perpetrado en la localidad de Sialkot, en la región oriental de Paquistán.
En el momento de la explosión cientos de fieles oraban en el templo. El ataque al parecer fue realizado por un suicida que se entremezcló con los asistentes, aunque los investigadores no excluyen que la bomba pueda haber sido ocultada en una bolsa.
“Hasta ahora contamos 30 muertos -refirió el responsable de la policía local, Syed Ishtiaq Hussein Shah-, pero el número puede aumentar, porque algunos heridos están en condiciones críticas”.
Testigos oculares sostienen que la explosión se produjo en el centro de la mezquita, creando así un mayor número de víctimas.
“Estábamos escuchando el sermón cuando oímos la explosión, los gritos, los lamentos de los heridos”, dijo un testigo alcanzado por esquirlas de la bomba.
Los habitantes del barrio, tras la explosión, atacaron con piedras y bastones a las fuerzas de policía enviadas al lugar de la masacre, acusándolas de proteger desde siempre a los extremistas sunnitas y de dejar indefensa a la minoría chiita.
Sialkot se ubica a unos 20 kilómetros de la frontera con Cachemira india, el estado de mayoría musulmana donde grupos independentistas se enfrentan diariamente con fuerzas de Nueva Delhi.
Paquistán es un país en un 97% musulmán, y los chiitas representan alrededor del 15% de sus 150 millones de habitantes.
En el país operan grupos armados que responden a ambos campos confesionales y que libran todo tipo de batallas.
Tras la intervención multinacional en Afganistán, decidida tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, la violencia aumentó, alimentada por el clima de enfrentamiento entre los movimientos islámicos y el gobierno pro estadounidense del presidente Pervez Musharraf.
Los que más sufrieron las consecuencias de la situación fueron los chiitas, atacados varias veces en sus lugares de culto.
En febrero de 2002, un comando irrumpió en una mezquita chiita en Rawalpindi y mató al menos a nueve personas. Dos meses después, una bomba lanzada en una mezquita de Bhakkar causó 12 víctimas (11 mujeres y un niño).
En el verano boreal de 2003, en Karachi, 15 fieles murieron y 100 sufrieron heridas en un atentado perpetrado durante la plegaria del viernes en una mezquita chiita.
En octubre del mismo año, otros cinco chiitas fueron asesinados de varios disparos mientras iban en un minibús a rezar a la mezquita.
En marzo de este año, en Quetta, durante la fiesta chiita de Ashura, un comando disparó sobre la multitud con armas automáticas, mató a as 37 personas e hirió a más de 150.
Pero es en Karachi, la ciudad más grande del país, donde se produjeron los episodios más recientes de odio interconfesional: el 7 de mayo un atacante suicida mató a 24 personas e hirió a otras 125 en un ataque contra la mezquita de la madrasa (escuela coránica) Sindh.
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